Leo en la versión española del Huffington Post el artículo "La crisis española llega a la Antártida". En él se cuenta como los recortes presupuestarios han hecho que en la próxima campaña vayan a trabajar en el continente austral 18 investigadores (en lugar de los alrededor de 100 que solían hacerlo) y por un periodo de menos de un mes, frente a estancias anteriores de hasta 3 ó 4 meses. Pero lo más triste del artículo, en mi opinión, se plasma en el siguiente párrafo:
"El viaje deberán agradecérselo a los colegas brasileños que, por
amistad, han ofrecido pasajes gratuitos a los científicos españoles. El
retorno lo harán en barcos argentinos y chilenos".
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Hay poco que añadir al respecto. Da igual la crisis, en nuestro país NUNCA habrá espíritu científico. Investigar es un lujo que se hace cuando hay vacas gordas; vendría a ser como los auditorios que se construyen en época de bonanza, y luego se abandonan cuando no hay dinero para su mantenimiento.
Ningún investigador debería llamarse a engaño. Nunca podrá contar con financiación garantizada que permita seguir una línea de investigación en el tiempo. Siempre andará a la busca de parches que le permitan no despedir a su técnico un año, poder pagar la luz el otro, no interrumpir su experimento al siguiente.
Buque Hespérides (fuente).
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